Ya está todo encaminado para las elecciones legislativas. Este fin de semana cerraron las listas de pre-candidatos, el 12 de septiembre son las primarias y el 14 de noviembre las generales. Las expectativas para los inversores son diversas. Ante la duda, muchos van directamente a comprar dólares, pero, ¿qué otra cosa además podemos hacer en estas semanas que quedan para sortear la incertidumbre?
“No hay que pensar solamente en el día después de las elecciones -ese lunes en que todos estamos mirando cómo se comportan los precios del dólar, las bolsas y el riesgo país”, indicó Rodrigo Benítez, jefe de Quinquela Fondos, en la conferencia del ciclo Mundo Dinero, Inversiones y Negocios, organizada por la EAFP (Escuela Argentina de Finanzas Personales). Para el analista, el hecho de que las elecciones se hayan corrido hacia fin de año desplaza también el punto de inflexión hacia más adelante.
Según Benítez, en el corto plazo el Gobierno va a tener foco en evitar shocks y debemos tener eso en mente al decidir. Prevé también que se siga buscando potenciar el consumo, que el control del tipo de cambio oficial se va a mantener con un ritmo de apreciación bajo (entre 1-1.3% mensual) y sobre todo que el Gobierno tiene una necesidad muy clara en poner un tope a la brecha cambiaria (esto es, a la diferencia entre el dólar libre y el oficial). En ese sentido, hay que prever que las carteras de Gobierno usen todas las herramientas disponibles para alinear las expectativas hasta el momento de las elecciones: intervenir en el mercado de bonos, sacar nuevas regulaciones que contengan cualquier alteración. En un escenario político y económico en que hay presiones y volatilidad, el uso de estas herramientas está apuntado a garantizar que hasta noviembre el proceso económico se desarrolle dentro de una relativa normalidad, sin shocks discretos en las principales variables.
En este contexto, la cuestión es poder ver más allá. “Estoy sumando un punto distinto, un punto de inflexión para la toma de decisiones en marzo de 2022. ¿Por qué? Porque en ese momento se tiene que haber ya cerrado un acuerdo con el FMI”, indicó Benítez.
Justamente, se espera que durante el verano el ministro de Economía, Martín Guzmán, trabe un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que incluya un programa económico a largo plazo. La fecha límite para hacerlo es el 31 de marzo de 2022. Esto seguramente implique decisiones clave, como si hacer ajustes o no. Según Benítez, y en base a lo que dicen voces del Ministerio, es probable que se eviten políticas de shocks y saltos discretos. Este tipo de políticas suelen tener un impacto muy grande sobre las familias que tiene como efecto aumentos en los niveles de pobreza e indigencia. Los factores que Benítez considera clave para la aplicación o no de medidas de ajuste son tres: el nivel de reservas (que viene alto y depende de los ingresos por commodities como la soja y los pagos a organismos internacionales), el exceso de pesos que pueda haber en la economía (emisión) y la magnitud de la brecha cambiaria. Si estas variables se mantienen controladas y acotadas, es esperable que no haya cambios y se mantenga el mismo esquema que hasta ahora.
¿Qué podemos esperar después de marzo de 2022? Lo más probable es que muchas variables mantengan una gestión similar. La inflación se estima hasta marzo en un 3,8% promedio, con un acumulado de 34%. El control cambiario va a sostenerse entre 1 y 2% mensual, y aunque puede acelerarse después de noviembre, quedaría igual por debajo de las tasas de interés. A estas últimas las proyecta como estables aunque hay incentivos para subirlas.
¿Dónde enfocar las inversiones?
En el siguiente gráfico se refleja el enfoque de su análisis y remarca: “En lo que son instrumentos CER, nos posicionamos a corto plazo. En dólar linked, más a mediano plazo. E instrumentos hard dólar más a largo plazo”.